Todo comenzó el sábado 29 de Septiembre, cuando se dio por inaugurada la justa con la presencia de las delegaciones de fútbol de todas las obras Maristas, junto a las de voleibol y básquetbol del IAE, quienes luego de realizar el juramento del deportista, participaron de la primera jornada deportiva. Desde ahí ha pasado ya un mes y medio, periodo en el cual el fútbol fue semana a semana realizando el camino clasificatorio para la gran final.

El día sábado 10 de noviembre, muy temprano en la mañana comenzaron a llegar las delegaciones de voleibol femenino y masculino, quienes se reunieron para conocer el fixture para el fin de semana y los recintos en los que les tocaría participar. Luego de eso, ¡a competir! Durante todo el día los partidos se sucedieron uno tras otro en el Gimnasio del Estadio Marista y en el Gimnasio del Colegio.

Los resultados, si bien importantes, no lograron apocar la alegría y la camaradería de los casi 150 deportistas que independiente de éstos, terminaban el partido con un afectuoso saludo y bromas en el entorno de las canchas. Para afianzar lazos, a la hora de almuerzo, todos juntos disfrutaron de un reponedor, pero sano alimento, para luego en la tarde seguir con la competencia.

La ardua jornada de deportes terminaba aproximadamente a las 19:00, pero el día no acababa aún. En la noche de ese sábado se volvieron a juntar todos los participantes, pero esta vez en una cena bailable en el Estadio Marista, en donde quedaron en manifiesto que algunos buenos jugadores y jugadoras, son mejores bailarines y humoristas. Esta reunión fraterna probó que los puntos no eran lo más importante, si no la alegría y amistad.

El día domingo 11 llegaron los basquetbolistas, futbolistas y atletas, quienes se sumaron a los voleibolistas para participar de la gran final de estas olimpiadas. Alrededor de 400 deportistas deambulaban en el Estadio, el Colegio y en el Gimnasio del Colegio Nuestra Señora de Andacollo, en donde se centralizó el básquetbol masculino y femenino.

Durante la mañana se desarrollaron las semifinales del Fútbol, en donde se enfrentaban Fundación Diego Echeverría, Instituto Chacabuco, Instituto Rafael Ariztía e Instituto San Fernando para clasificar a la final de la tarde. En el Voleibol, punto a punto se fueron dilucidando los lugares de privilegio tanto en damas como en varones. El Básquetbol hacía lo propio en el gimnasio y el Atletismo, disciplina invitada y que no entregaba puntos para la sumatoria de cálculo para determinar el campeón de estas Olimpiadas y que contaba con mayoría de participantes del IAE, ocupaba los espacios de cancha, pista, zona de salto y lanzamiento, permitiendo soñar en un actor importante para siguientes versiones.

A las 18:00 h. todos los deportes finalizaban y dejaban paso a la ceremonia de premiación, que contó con la presencia de todas las delegaciones, la Presidenta del Centro de Padres y Apoderados del Instituto Chacabuco, Sra. Loreto González; y el Presidente del Centro de Padres y Apoderados del Instituto O’Higgins, Sr. Esteban Valencia; además de nuestro Presidente, Sr. Miguel Castello, quien en el discurso de despedida invitó a continuar este sueño de vivir la Gran Familia Marista que nos legó San Marcelino, pero que además pensemos en aquellas delegaciones que ahora no estuvieron y que son igualmente Maristas y parte importante de esta Gran Familia, para que en futuras versiones podamos contar con todas las obras de nuestro sector.

Finalmente, el Instituto Alonso de Ercilla entregó la bandera de las Olimpiadas Mártires de Zaire al Instituto O’Higgins, quien realizará las versiones del 2013 y la del 2015, con motivo de los 100 años que celebrarán en Rancagua.

No queda más que agradecer sinceramente a nuestro Rector, Hermano Jesús Triguero, por su constante apoyo, participación, motivación y disposición en todas las actividades que el Centro de Padres y Apoderados propone, acompaña y motiva y en especial en ésta.
A los responsables de las Ramas Deportivas, quienes siempre intentaron aunar esfuerzos con el CEPA y trabajaron esforzadamente por hacer el trabajo, pero como Maristas, ¡Bien Hecho!

A cada una de las representaciones, las que en cancha participaron con tesón y pundonor, pero con espíritu Marista y respeto por el rival y fuera de la cancha, con alegría, solidaridad, amistad y gratitud. A nuestro Señor y la Buena Madre por acompañarnos en este camino y permitir que todo termine bien y que ante cada momento difícil que pudimos vivir nos iluminaron para la solución. Y finalmente a San Marcelino por legarnos esta Gran Familia Marista.

¡Gracias a todos y nos vemos en Rancagua el 2013!