En nuestro
colegio se vivió la primera jornada EAM (Espiritualidad
Apostólica Marista) del año. Profesores y administrativos fueron
invitados a abrir su interior y compartir la vida.
Ana es una mujer que trabaja todo el día y vive con sus dos
hijos. Corre de un lado para otro y le cuesta encontrar un
tiempo para sí misma. Su experiencia no es muy lejana, pues con
el ajetreo diario más de alguno se siente identificado con ella.
Su historia sirvió para motivar el primer
encuentro EAM del año en nuestro colegio. La invitación era a
abrir nuestro interior y descubrir las experiencias de Dios. El
trabajo se realizó en grupos y se les entregó un cirio y velitas
para cada uno de los integrantes.
Encender esa luz fue símbolo de la presencia de Dios en nuestras
vidas. Desde el momento de nacer existe esta llama de Cristo.
Con cada vivencia, vamos trabajando para avivar esta luz.
En cada grupo se compartió también la experiencia
de dos maristas. Uno de ellos era Carmel Luck, subdirectora del
Marist Collage de Canberra, Australia. Como miembro afiliado de
la familia marista trato de llevar mi vida de madre, profesora,
compañera y amiga de los Hermanos con afabilidad y amor,
comenzando cada día con un sí a Dios, decía en su testimonio.
Para mí, hacer todo el bien que puedo como
marista significa construir relaciones, confiar en Dios y María,
creer en mí misma, dar a conocer a los demás (compañeros y
alumnos) cuánto los ama Jesús, comoquiera y dondequiera, y
seguir dando el sí a la llamada de mi vida, finalizaba el
texto.
Por otro lado, conocimos la experiencia del
Hermano Pau. Compartimos la carta que le escribió a su cuñado
Miquel, horas después de su muerte: Has dejado huellas firmes
para poder seguirte (
) y lo has ido haciendo desde la vida
diaria, sin hacer demasiado ruido. Yo diría al estilo de María,
quizás porque eras tan humano como ella, enamorado de tu pueblo,
de tu gente, de tu trabajo
trabajador, honesto, soñador, audaz,
esperanzado, luchador, alegre
¡Sobre todo, muy alegre!, le
decía.
Para Jesús, Dios no es una teoría, es una
experiencia, por eso revisamos cómo este hijo vive a su padre.
Para cerrar el encuentro, compartimos los principales rasgos de
la vivencia de Dios en Jesús: su presencia cercana y amistosa,
que transforma, que busca una humanidad más justa y feliz; una
fuerza que sólo quiere el bien, que se opone a todo lo que hace
daño.
Profesores y administrativos se llevaron una
tarea tras esta jornada. Están invitados a volver a reunirse en
sus grupos, para compartir alguna experiencia de Dios que hayan
vivido durante este tiempo. Pueden usar el cirio que se les
entregó para ponerse en presencia del Señor. Por último, deben
buscar un nombre que represente el camino que quieren seguir
este año.