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Eucaristía en la Catedral de Santiago
Por
Instituto Alonso de E.
Publicado:
18 Junio 2004
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La comunidad educativa del Instituto Alonso de Ercilla celebró, el domingo 6 de junio, con una solemne Eucaristía en la Catedral de Santiago, sus 75 años de vida en el día en el que también se conmemora, la Pascua de San Marcelino Champagnat.
Fue presidida por nuestro capellán, el padre Jorge Laplagne, y en ella participaron el Hno. Mariano Varona, Vicario Provincial de la provincia Santa María de los Andes, el Hno. Jesús Triguero Juanes, Rector del Instituto Alonso de Ercilla, los miembros del Consejo Directivo, hermanos de diversas comunidades maristas del sector Chile, cuerpo docente, padres y apoderados, alumnos y exalumnos, personal administrativo y auxiliar, amigos e invitados especiales. Con un telón de fondo magnífico, en el día en que la Iglesia Universal celebraba el día de la Santísima Trinidad, los educadores que motivaron los diferentes momentos de la Celebración Eucarística nos dieron fraternalmente la bienvenida y nos invitaron a compartir en espíritu de unidad, la presencia cariñosa y vivificante de Cristo resucitado.
 
Destacada fue la participación de los miembros de nuestra comunidad. Además del agradecimiento al coro polifónico del Instituto, formado por padres, apoderados y profesores, y dirigido por la educadora Agnes Avilés. En la homilía el padre Jorge Laplagne destacó la importancia por una parte, de la Obra Marista fundada por San Marcelino Champagnat, en el día en que rememoramos su Pascua y, por otra parte, desde que en marzo de 1929 un grupo de ocho hermanos dirigidos por el Hno. Elías José dieran vida a lo que es hoy, el Instituto Alonso de Ercilla de Santiago. En la homilía, el padre Jorge nos dijo: "Si nos congregamos hoy es para agradecer, que Dios llamó a un joven para que fuera instrumento de santidad en su tiempo, hoy, mañana y siempre... Fue un sacerdote cautivado por el amor de Jesús y de la Santísima Virgen María. Gracias a su fe inquebrantable, permaneció siempre fiel a Cristo, incluso en las dificultades que él encontró, al tener que vivir en una época, sin un sentido de Dios. ... a pesar de la adversidad San Marcelino anunció el Evangelio con un corazón lleno de fuego, siendo sensible a las necesidades espirituales de su época, especialmente de la ignorancia religiosa y de las situaciones de abandono que se daban de modo especial en la juventud. Se sintió llamado a dar una respuesta concreta a esas necesidades, especialmente de los niños y jóvenes, fundando una comunidad de hermanos, para que en torno a la Virgen María, pudieran proclamar con un testimonio de vida sencilla, humilde y con espíritu de pobreza, la Buena Noticia del Evangelio, y además como verdaderos educadores, pudieran acompañar a sus alumnos, para que éstos lograran encontrar pleno sentido a sus vidas... En nuestro colegio, desde el primer día de clases, un 11 de marzo de 1929, con un total de 233 alumnos, hasta el día de hoy, ha pasado un generoso caudal de entrega y servicio, a los niños y jóvenes, para animarlos siempre a ser "buenos cristianos y virtuosos ciudadanos" según el sueño educativo del padre Champagnat. A esta misión de evangelizar la cultura, educando, prontamente se adhieren educadores laicos, que asumiendo la riqueza de la espiritualidad marista junto a los hermanos, logran poner de manifiesto este noble ideal, lo cual tampoco sería posible sin la gran participación de los padres y apoderados y del servicio silencioso de todo el personal administrativo y auxiliar del Instituto.
 
Esta vida que fluye como un regalo de Dios, en nuestro Instituto y que crece lentamente cada día, tiene su fuente en Dios mismo. En este Dios que es uno y trino, y que estamos celebrando hoy... Frente a un mundo que nos presenta tantos signos de muerte, que está lleno de egoísmo, de la búsqueda fácil del placer, del poseer y del poder, de un mundo donde se asumen compromisos sin fidelidad, surge nuevamente, con cariño y con fuerza, la voz de San Marcelino, a través del testimonio de los hermanos y de la vida de nuestro Instituto, para continuar formando hombres nuevos que puedan ser el origen de la tan anhelada civilización del amor. Este gran desafío, esta inmensa llamada puede parecernos hoy, una utopía, una misión irrealizable y lo más probable es que nos quedemos sentados al borde del camino, como simples espectadores y nos dejemos vencer por el cansancio. Pero desde aquí, desde esta Catedral, podemos proclamar con toda la Iglesia, que el Amor es más fuerte, que ocho sencillos hermanos, formando la primera comunidad para servir con generosa y sacrificada entrega, en nuestro Instituto, pudieron ser agentes multiplicadores de cambio, de evangelizar la cultura, de dignificar la vida." Emotivo fue el momento en el cual se recordó la memoria de los hermanos, educadores y exalumnos que han partido a la casa del Padre: Hno. Juan Calvo, Hno. Gregorio Pastor, Hno. Gilberto Pozas, y además se hizo mención del exalumno Mario Hiriart cuyo proceso de beatificación se ha iniciado hace pocos años. En el momento de las ofrendas el profesor Sergio Leiva presentó el relicario de San Marcelino; una madre de familia, un adorno floral para el altar de la Virgen del Carmen, y dos jóvenes del movimiento scout de nuestro Instituto, entregaron la ayuda fraterna recogida en la Semana Champagnat. Finalmente, en la Acción de Gracias el Hno. Adolfo Fuentes, Superior de la Comunidad y Director de Pastoral dio gracias al Señor por el don de la vida y obra de San Marcelino y especialmente la labor fecunda realizada por los Hermanos a lo largo de estos 75 años en la ciudad de Santiago y nos exhortó a que: " Con María, la Buena Madre y nuestro Fundador queremos seguir anunciando el Reino de Dios en esta ciudad grande de Santiago. En ti Señor ponemos nuestra plena confianza". Una vez terminada la Eucaristía, en las afueras de la Catedral, el grupo folklórico de apoderados del Instituto Alonso de Ercilla nos brindó un hermosísimo esquinazo. Además cerró la presentación el grupo de la Colectividad Asturiana de Santiago con bailes de su región.

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