Un emotivo reencuentro con nuestro Colegio tuvieron las ex educadoras Liliana Hoffmann y Cecilia Alegría, quienes fueron las protagonistas, el martes recién pasado, de la ceremonia de reconocimiento a la Trayectoria y Vida Marista, tras acogerse el año pasado a retiro después de décadas de servicio en el Colegio.

Acompañadas de sus familiares cercanos, recibieron el cariño de sus ex compañeros y compañeras, que llenaron el Salón Rojo para agradecerles su profesionalismo, vocación y amistad entregada en su paso por el Alonso de Ercilla.

A través de videos, fotografías y testimonios, se recordaron sus historias y anécdotas, y también recibieron presentes, entre los que destacó la reproducción del mural de Claudio Di Girolamo que ornamenta el altar de la Capilla del Colegio y el regalo musical de los profesores de música, que interpretaron de forma espléndida una selección de sus canciones preferidas.

El Rector, Claudio Castillo, junto con agradecer la oportunidad de poder entregar el reconocimiento a las ex educadoras, valoró por sobre todo su entrega profesional y carismática a la obra y misión del Instituto Alonso de Ercilla, “siempre fieles a los principios y valores que nos entregó nuestro Fundador”.

Para finalizar la significativa jornada, el Rector resumió el sentir de la comunidad Marista Ercillana, con el poema de Mario Benedetti “La gente que me gusta”:

“… Me gusta la gente que es justa con su gente y consigo misma, la gente que agradece el nuevo día, las cosas buenas que existen en su vida, que vive cada hora con buen ánimo dando lo mejor de sí, agradecido de estar vivo, de poder regalar sonrisas, de ofrecer sus manos y ayudar generosamente sin esperar nada a cambio… Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos razonables a las decisiones de cualquiera. Me gusta la gente fiel y persistente, que no desfallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata… La sensibilidad, el coraje, la solidaridad, la bondad, el respeto, la tranquilidad, los valores, la alegría, la humildad, la fe, la felicidad, el tacto, la confianza, la esperanza, el agradecimiento, la sabiduría, los sueños, el arrepentimiento y el amor para los demás y propio son cosas fundamentales para llamarse GENTE. Con gente como ésa, me comprometo para lo que sea por el resto de mi vida, ya que por tenerlas junto a mí, me doy por bien retribuido”.

“Gracias Liliana y Cecilia, por ser tan Gente con todos nosotros”, finalizó el Rector.