En medio del Tiempo Pascual y de la mano de Jesús Resucitado, se encontraron en la Catequesis Familiar para celebrar la renovación de las promesas bautismales.

En Jesús Resucitado, Dios ha vencido toda muerte y nos abre paso a la esperanza de una vida plena. Es por ello, que, en un hermoso gesto de amistad y amor fraterno, todos como verdaderos hermanos en la fe, respondemos a nuestras promesas bautismales y acompañamos a nuestros hijos e hijas a recibir la oración del Credo, oración que nos animará en todo el tiempo que queda de Catequesis Familiar, para sostener nuestra confianza en Dios.

A nuestro Padre bueno, Dios de la Vida y de la historia, le agradecemos por haber reunido a una gran familia. Le pedimos con humildad que podamos asumir con responsabilidad este compromiso y ser constantes en nuestra preparación como cristianos y en la preparación de nuestros hijos e hijas.

Pedimos que María, nuestra Buena Madre, como la primera discípula amada por su hijo Jesús, nos enseñe a estar atentos a lo que Él nos pide. Que José, padre de ternura en Dios, bendiga nuestro deseo de presencia y cercanía. Que San Marcelino Champagnat nos ayude en esta hermosa tarea que hemos decidido realizar, y nos bendiga para que podamos cumplir su misión de educar la fe de nuestros hijos e hijas.

Agradecemos de corazón la presencia del Padre Gabriel Hormazábal, de todas las familias y catequistas que entregaron su tiempo y cariño en esta celebración.