Las dos últimas
semanas de abril, los Terceros Medios A y D vivieron su
experiencia solidaria, colaborando en el Hospital de Buin, el
Hogar San Ricardo y algunas sedes del Hogar de Cristo. Algunos
alumnos quisieron compartir su testimonio.
Como cualquier otro día de la semana, se reunían a las 8 AM en
el colegio. Sin embargo, no iban a clases, sino que a vivir una
experiencia de trabajo y de fe, que los invita a ver la realidad
como Cristo lo haría. La propuesta del Ciclo de Media Superior
es que reconozcan a Jesús en el prójimo, en el trabajador, en
los hombres y mujeres que normalmente no están en su ambiente
cotidiano.
Por eso, a las 9 de la mañana comenzaban su día laboral. Ya no
les pasaban lista, si no que tenían que marcar tarjeta. Si se
atrasaban o no llegaban, dejarían una importante tarea sin
realizar. Quizás no tenían relación directa con las personas y
serían tareas menores o auxiliares, pero de vital importancia
para el lugar que los acogió.
Marco Pérez: Es una experiencia chocante, pero gratificante
Marco Pérez, del 3º Medio A, trabajó con niños del Hogar San
Ricardo. Esta institución, ubicada en la localidad de Batuco,
acoge a personas con deficiencia mental de distintas edades.
Además, le tocó hacer otras actividades, de acuerdo a las
necesidades del hogar.
Es una experiencia chocante, pero gratificante. Me tocó darles
de comer a las guaguas, como les dicen, pero en
realidad tienen nuestra edad. Los que tienen 40 años son más
parecidos a nosotros, cuenta Marco.
Al principio fue difícil para él, pero tuvo mucho apoyo por
parte de la directora del Hogar y de los voluntarios que allí
colaboran: Trabajé harto, pero la vocación de ellos era mayor.
Las personas del hogar reciben pocas visitas de sus familiares,
pero sí hay mucho voluntariado. Incluso, ex alumnos del IAE van
a colaborar.
Uno valora realmente lo que tiene. Hay familias
que cuando tienen un hijo se preocupan mucho (...) Acá había
niños que los dejaban y nunca volvían por ellos, reflexiona.
Marco cuenta que la directora les contaba sobre la vida de las
personas del Hogar, y la historia más emocionante para él fue la
de un señor que estaba allí desde chico y que ahora, con más de
40 años, trabaja ahí y hasta ha podido armar su propia familia.
Sebastián Ruiseñor: Aprendí mucho de los niños
El jardín infantil para los hijos de los funcionarios fue el
lugar en donde Sebastián Ruiseñor, de 3º Medio A, vivió su
experiencia solidaria. Tuvo que viajar hasta el Hospital de Buin
para compartir con los niños del lugar, y con sus padres.
Había gente que gana lo que nosotros pagamos de mensualidad.
Había muchas tragedias, pero siempre tenían buena cara,
recuerda Sebastián y agrega que esa actitud lo ayudó a ver esta
fuerte experiencia con una sonrisa.
Aprendí mucho de los niños. Uno se saca un 2 y
se tira al suelo. Ellos se caen y se levantan sin miedo a caerse
de nuevo, porque piensan que no hay maldad. Ése es un estilo de
vida que me gustaría tomar, sin dar la espalda a las cosas
malas, sino que rescato que ellos no dicen no puedo, sino que
lo intentan, reflexiona Sebastián.
Cuenta que en el colegio la semana es larga, pero
esta vez se le hizo corta y entretenida. No hubo hostilidad en
el curso, sino que estaban abiertos a conocerse entre ellos y a
la gente nueva que se encontraron. Por eso, todos están
entusiasmados con seguir colaborando en los lugares que les tocó
ayudar.