El día viernes 20 de abril muy temprano en
nuestro Salón de Honor, se reunieron el rector de nuestro
Instituto, Sr. Jaime Inostroza, el Hno. Jesús Castañeda,
Vicerrector, el Hno. Pedro Marcos, Superior Provincial de la
provincia Santa María de los Andes, la comunidad de hermanos, el
Hno. Agustín, que ofició como traductor, educadores,
administrativos,
representantes del personal auxiliar, los alumnos
de los Cuartos Medios, las directivas de curso de Quinto a
Tercero Medio, exalumnos que participan en diversas actividades
y son miembros de comunidades, Directiva del Centro de Padres,
padres y apoderados, directores de las secciones, para darle la
bienvenida, al Superior General de la Congregación, Sean Sammon.
Comenzó este encuentro con la oración dirigida
por el alumno de 4º Medio B, Patricio Santibáñez, una vez
finalizada le entregaron el texto en inglés.
Luego nuestro Rector, don Jaime Inostroza, le dio un cálido y
afectuoso saludo por parte de la comunidad colegial,
manifestando la inmensa alegría de poder tener la oportunidad de
encontrarnos con él. Le dio a conocer: Nuestro colegio cumple
78 años, con más de 5000 exalumnos que mantienen un compromiso
con el país y con nuestra iglesia. Nuestros alumnos de las más
diversas comunas, cuyas familias nos han confiado a sus hijos
para brindarles una educación de calidad.
Nuestro curriculum centrado en una formación
integral en los diversos sectores de aprendizaje, en la cultura
del arte y con énfasis en lo espiritual que a través de los
movimientos juveniles, los sacramentos entregan una formación en
valores cristianos.
Además enfatizó: Comprometidos en la formación
de buenos y virtuosos ciudadanos como quería el padre
Champagnat, que sienten un profundo amor al trabajo, confianza
en la Virgen, en un ambiente de acogida, con una gran gratitud
por los Hermanos, por los que nos acompañan hoy, por las
políticas de perfeccionamiento, por las jornadas de
espiritualidad y de acompañamiento, los encuentros artísticos y
culturales, de exalumnos y por los servicios brindados a padres
y apoderados.
A continuación hubo un intermedio musical a cargo
de la orquesta del Instituto Alonso de Ercilla dirigida por el
profesor Joel Tapia y posteriormente, Cristian Martínez, alumno
de 4º Medio B le dirigió unas palabras a nombre del alumnado en
inglés.
En seguida el Hno. Pedro Marcos, presentó al Hno.
Sean Sammon. Él se siente Hermano, es cordial y sencillo. Nace
en New York y sus ancestros son irlandeses e ingleses, que
emigran a Estados Unidos. Hay que escucharlo como un hermano
mayor. Visitará los distintos colegios. Ese día tendría una
agenda bastante apretada, visitaría el colegio de La Pintana, la
comunidad de hermanos mayores de Sótero Sanz y las comunidades
de las diferentes fraternidades.
Inmediatamente habló el Hno. Sean y centró sus palabras en tres
temas: hablaría de una vivencia personal, de San Marcelino y de
la congregación y de sus desafíos.
Primero. En 1994 él supo de la existencia de un
tumor cerebral en su cabeza. Estaba en New York y estaba con un
amigo que le preguntó si lo acompañaba. Pero este proceso debía
vivirlo sólo, al entrar a la consulta, las noticias no eran muy
buenas, tenía un tumor cerebral y estaba localizado en medio de
la cabeza, le dieron medicamentos a tomar, no podía evitar la
cirugía y le dieron el nombre del cirujano, pero el costo de la
operación iba a ser su propia vida. Porque cuento esta historia.
Es porque tenemos un corazón, tenemos que viajar al corazón,
tenía 46 años. Lo que hay que hacer es, vivir con el corazón,
eso es mucho más satisfactorio.
Segundo. Ahora les voy a hablar de la fe,
hacerles un llamado a los deseos profundos: la fe y el corazón
es lo que debe hacer la educación, era lo que decía Marcelino.
Esto es lo que él hizo, cambiar su vida. Le tocó vivir días muy
difíciles, pidió ayuda a un maestro en el primer año de estudio,
y este le recomendó que hiciera otra cosa, pero igual el fue al
seminario. No debería haber estado por dos motivos: los estudios
y la conducta. Pero luego se dedicó al estudio, gastó su vida
en ser santo y no hizo cosas extraordinarias, pero hizo cosas
ordinarias de manera excelente.
Lo marcó una experiencia profunda, encontrarse
con este joven que no sabía nada de Dios y de la fe. Pensó que
esto no tenía que pasar nunca más. El fundar el Instituto no fue
fácil. No tenía dinero. Pero Marcelino tenía un sueño: la
educación tiene algo, es enseñar a soñar grandes sueños, cambiar
el mundo.
Su sueño partió en una casa vieja, con dos jóvenes, sin dinero
y hoy día: son medio millón de jóvenes, en 76 países, y en
cualquier parte del mundo. Como pasó de la fe a la acción:
Marcelino construyó una gran casa LHermitage, él confió en la
Divina Providencia, Marcelino era un hombre de fe sencilla.
Tercero. A los jóvenes hoy se les plantean
muchos desafíos: la escuela secundaria les hace preguntarse a
dónde voy, que voy a hacer con mi vida, los papás se preguntan
lo mismo: qué será de sus vidas. Son preguntas interesantes, y
logran poner en marcha nuestra fe, en qué creo, esa es la
pregunta clave, se produce stress, hay que tener paciencia, pero
hay que vivir esas preguntas, buscar las respuestas.
Marcelino creció y cambió, su espiritualidad era
sencilla, creyó en Dios, creyó incondicionalmente y confió en
María, como hermana en la fe. Marcelino le confió este proyecto
de los primeros hermanos a María. Se fiaba de la Virgen, y esto
me trae el recuerdo del Papa Juan XXIII. Un día él estaba
afligido y en su oración confió en Dios.
Cada uno de ustedes es importante, los jóvenes son el futuro y
el presente, nunca menosprecien la importancia en los valores.
Soñar grandes sueños, sobre todo hacer realidad esos sueños.
Mientras más recibimos mayor es la responsabilidad y hay que ser
fieles.
Lo que hay que cambiar es nuestro corazón,
tener un corazón abierto a los pobres, creer firmemente que
vamos a cambiar el mundo junto a Jesús.
Al finalizar sus palabras agradeció de manera especial a la
orquesta y a su director.
Luego los alumnos les hicieron preguntas acerca de la misión que
tiene hoy la Congregación. La misión es común, dar a conocer
y amar a Jesucristo, según nuestra propia condición. Tener
una conducta ética y saber perder el tiempo por los demás.
Prontamente otro alumno más pequeño le preguntó
que sintió al saber que tenía un tumor y si nos visitaría en
otra oportunidad.
Concluyó que la misión como hermanos y específicamente la de él
es la de animar la vida de la comunidad y mantener esa memoria
histórica y dar a conocer que todo tiene que estar lleno de vida
y de esperanza. Mi misión es la juventud.
Para finalizar le fue entregado un presente y con esto se cerró
la visita.
Posteriormente el lunes 23 de abril fue recibido
en el patio de la Sección Inicial por los más pequeños del
colegio. Pudieron compartir la oración de la mañana con él.
Cantaron y pidieron por sus intenciones.