Peregrinar es una costumbre muy antigua, si miramos el evangelio el mismo Jesús desde pequeño caminaba con sus padres al templo, lo que siguió haciendo durante toda su vida. Jerusalén era su recuerdo permanente, porque era el lugar santo por excelencia. Él también caminó, hizo caminos a los lugares santos de su tiempo. Por eso, los cristianos realizamos esas prácticas, porque indican que al igual que Jesús queremos estar más cerca de Dios. Teníamos motivos para caminar, porque en cada paso que damos se hace presente el deseo de caminar con sentido, el deseo de búsqueda, el deseo de caminar unidos, el deseo de hacer acción lo que proclamamos con el corazón y que muchas veces son deseos muy escondidos que sólo uno conoce. Por eso, el caminar públicamente es comprometerme con los demás en los deseos más profundos del corazón, que también son los deseos del mismo Jesús. Señor en esta vida son muchos los caminos
Caminos hechos y caminos desandados.
Caminos amplios y atractivos,
Caminos de los satisfechos…muchos caminos

Tú que peregrinaste a Jerusalén
Acompaña mis pasos y
no permitas que nada
me aparte de ti.